sábado, 26 de septiembre de 2015

LA MANIPULACIÓN INACEPTABLE DEL PATRIMONIO DE SETENIL, NO HA SIDO LA PRIMERA VEZ.

Por petición de vecinas y vecinos de Setenil proyectamos la siguiente queja, ya emitida por otros vecinos del pueblo, la cual deshonra el trabajo realizado por muchas personas de nuestro pueblo.

Inauguración de la Ermita de San Sebastián, una buena muestra de la ocultación intencional y manipulación de información, por parte de las instituciones allí representadas.
¿Desde cuándo las Escuelas Taller son "iniciativas populares"?.
¿Quién los solicita?.
¿Quién los gestiona?.
¿La iniciativa popular?.
¿Qué interés oculto hay?.

No era un acto sencillo, ha sido un acto parcial y manipulado, ocultando su verdadera intención: hacer menosprecios públicos.

¡Vean y valoren, esto no es imaginación, es real!


Artículo de opinión

lunes, 14 de septiembre de 2015

Olvidamos demasiado rápido

No son libios, ni sirios; son españoles en la frontera con Francia en 1939. Olvidamos demasiado rápido: Casi medio millón de españoles fueron refugiados políticos a consecuencia de la Guerra Civil Española. Uno de ellos fue el poeta Antonio Machado, que falleció durante su exilio en Colliure (Francia) el 22 de febrero de 1939, algunos otros, fueron vecinos de nuestro pueblo.


sábado, 12 de septiembre de 2015

Setenil en reflexión

Gracias a Virgilio Martínez y Esteban López por el presente artículo.

Esperemos que algunos tomen nota y que seamos capaces de aprovechar los elementos que nos unen culturalmente y no hacer más grande las brechas que nos pueden separar.

A modo de ejemplo para Setenil, no podemos celebrar la muerte de nuestros vecinos.

Málaga, Agosto de 1487. El asedio castellano sobre Málaga llega a su fin y la ciudad está a punto de claudicar. Que se desplegaran ingenios bélicos y tácticas modernísimas demuestra la relevancia que para los monarcas de Castilla tenía esa conquista. Un asedio tan pavorosamente moderno, tan contemporáneo que recuerda por su dureza episodios bien conocidos de la Segunda Guerra Mundial o de guerras lastimosamente vivas en estos días. Todo se aplica con meticulosidad: bloqueo terrestre y marítimo que ocasiona entre la población malagueña una espeluznante hambruna; bombardeo artillero sobre la medina y sus arrabales hasta el punto de no dejar edificio en pie, como transmite Alonso de Palencia; guerra química y psicológica que incluye el lanzamiento de cadáveres de animales putrefactos mediante catapultas... una guerra de exterminio que viene a representar el fin del sultanato granadino porque quiere ser un aviso ineludible para los nazaríes, si en Málaga la conquista es tan severa, en el caso de resistirse Granada sufriría unas consecuencias aún más gravosas. 
El aviso es captado, el 18 de agosto de ese año, por fin, se produce a rendición de la plaza, y al día siguiente la entrada triunfal de los Reyes Católicos en la ciudad, precedida de una pomposa ceremonia en la Puerta de Granada. Tal acontecimiento hubo de ser visto por los malagueños como una liberación después del encarnizado asedio que duró meses, descrito por los cronistas castellanos con inusitado detallismo. Pero el fin de aquella pesadilla no se  produciría con la conquista militar de Málaga, convertida ya en Málaga. La saña de aquellas gentes de apellidos tan cercanos a los nuestros perduró con los castigos ejemplares a la élite gobernante malagueña, con el expolio de las propiedades de la población local y, finalmente, con la esclavitud, deportación y puesta en venta de esos malagueños derrotados en su más íntimo ser.
 Nuevamente Palencia lo relata con la minuciosidad de un periodista de guerra del siglo XX, a los renegados se les acañaveteará, a los desertores, conversos y judaizantes, se les quemará vivos y a los guerreros gomeres, a las gentes de las alquerías de Osunilla y Mijas, rendidas tras dura resistencia semanas después, y a cuantos hubiesen defendido la ciudad se les impondrá un "duro cautiverio". Moros de Málaga convertidos en cabezas, como si de ganado se tratara, van a ser deportados, comprados y vendidos en diversos lugares de Andalucía. Esa comparecencia en la documentación castellana  de los desbaratados malaquíes, a través de unas relaciones confeccionadas por aquellos tratantes de esclavos castellanos, es simplemente estremecedora en su parquedad. Su reparto es un relato frío, notarial del horror humano. Traídas y llevadas, van pasando familias aterrorizadas a las que se reseña sumariamente con los únicos datos que merecen ser consignados, esto es, edad, sexo y, no siempre, procedencia. Por ejemplo, a Julián Bocanegra de Cazalla de la Sierra le correspondió la familia de Çayde Bentetin de 80 años y Mahomad de 35 su hijo y Haxa su mujer de este de 35 años y Barahen de 9 años y Mahomad de 7 años y Fátima de 9 meses, sus hijas, que son seis cabezas. Mujres que portan consigo a sus vástagos, como Marfata de Benagolbón, vendida con su niño de teta u otra Marfarta, mujer de Hammar, que va con su niña de brazos. Viejos que se convierten en los años finales de su vida en productos en venta con su descendencia, su valor añadido; el viejo Muça Abenfenegal de Zalea con sus dos hijas que son tres cabezas. Ese registro amplio, presiso, de pasmosa indiferencia hacia aquellas pobres gentes han merecido una atención escasa y discontinua por parte de la investigación histórica española y andaluza. Pero ese es otro asunto.
     Málaga, Febrero de 1937. Tras la ofensiva de las tropas franquistas, decenas de miles de malagueños y de otras gentes venidas desde lugares del occidente de Andalucía huyen en espantada por el único camino a su disposición, el de Almería, enclave aún en manos del gobierno republicano. Con el concurso fundamental de los italianos, la ciudad cae en manos del ejército sublevado el día 8 de febrero de 1937.
     La huida representa uno de los capítulos más vergonzosos de nuestra historia; una población civil, inerme y aterrorizada que es masacrada por tierra, mar y aire por un ejército apoyado por potencias extranjeras. Tal vez fue Norman Bethune quien resumió mejor tal ignominia. Lo que quiero contaros es lo que yo mismo vi
en esta marcha forzada, las más grande, las más horrible evacuación de una ciudad que hayan visto nuestros tiempos.
     Cualquier persona, historiadora o no, podrá, sin impostura alguna, encontrar concomitancias entre las dos "liberaciones" de Málaga, la de 1487 y la que vino 450 años después. Dos acontecimientos marcados por la brutalidad de unos vencedores que actuaron sin la más mínima grandeza. Y unos y otros se veían movidos por una doctrina cristiana que tenía en la compasión uno de sus principios fundamentales. No obstante, hay, desde el presente postfranquista, una distinta consideración sobre cada uno de esos acontecimientos. Si la toma de 1937 ha entrado ya en la galería de nuestros particulares horrores históricos y nadie en su sano juicio puede reivindicarla y defenderla, el fin de al-Andalus en Málaga, por el contrario, no ha sido sometido a reflexión por parte de la ciudadanía en su mayor parte ignorante, entre tanto bullicio, de lo que supuso ese remoto 18 de agosto, cuyo recuerdo es conmemoración de la Feria de Málaga.
     Tal vez sea demasiado tarde para proceder a hacer cambios de mayor profundidad en las efemérides malacitanas, pero nunca lo será para reflexionar sobre lo que aquello significó. Es una labor que no compete exclusivamente a sesudos historiadores, sino que una ciudadanía responsable ha de saber también lo que sucedió, cuándo, cómo y por qué. Y el resultado de esa reflexión final de cualquier persona sensible y responsable no distará excesivamente de la sentencia con la que iniciamos este escrito. Por tanto, nada que celebrar.


Diario Sur